Odebrecht, allá justicia, aquí drama impunidad y teatro por parte del gobierno de Danilo Medina



Es lo que la generalidad percibe en Dominicana, con respecto a los sobornos que hiciera esa empresa brasileña a funcionarios estatales de varios países señalados, en ultramar, como a nosotros mismos, buscando que le fueran asignadas cuantiosas obras públicas, con el ingrediente adicional de las sobrevaluaciones también reveladas, lo que incluye a nuestro país, además, por supuesto, con porcentajes significativos de participación en ambos casos.

En todas las naciones mencionadas, exceptuado este “paraíso sagrado”, Dominicana, donde se incurrió en esas deleznables prácticas, hace rato que se dio inicio a los procesos judiciales pertinentes, con la reclusión a prisión incluso, de algunos de los supuestos imputados, pero con lazos determinados que les arrastran hacia las maniobras delictuosas de que se trata.

Se han realizado ya en varios de aquellos lugares, profundas investigaciones aclaratorias, con lo que se ha querido poner en evidencia la intención de llevar los casos hasta las ultimas consecuencia, y sentar los precedentes punitivos que demanda el monstruoso escándalo de corruptela internacional, en la parte que les es imputable.

Sin embargo, entre nosotros, lo que se está montando, por lo que se puede apreciar, es una novela, con un final predecible, la impunidad de siempre, debido a los precedentes tenidos, como son los casos de los aviones “Súper Tucanos”, y la OISOE, muy frescos en la memoria ciudadana.

A eso, el escándalo Odebrecht, que rebosó la copa, se le está dando más vuelta que a un trompo; el barajeo es evidente, aunque se quiera mostrar lo contrario. Todo se ha circunscrito a interrogar hasta ahora a supuestos sobornados, y permisivos, en cuanto a las sobrevaluaciones que se produjeron a las obras dizque ganadas por esa empresa para su ejecución, como a un anunciado acuerdo compensatorio entre las autoridades locales y la empresa sobornante, que también desconoce el pueblo.

Se puede entender lo hecho hasta el momento, como una especie de círculo entretenedor, para bajar el grado de la presión social que se ha suscitado entre los dominicanos, no obstante una gran mayoría percibe estar tirándole piedras a la luna; que aquí nada se va a hacer al respecto.

La creencia casi generalizada es que, en esta nación no hay autoridades para procesar judicialmente a toda la “claque” política nacional, que se considera comprometida en los reprochables hechos; que faltan pantalones, y sobran los padrinazgos, como las “solaparías” de estilo. Que muestra de ello parece ser, la división en etapas del proceso de investigación que lleva a cabo la Procuraduría General de la República (PGR). ¿Con cuáles propósitos algunos se preguntan?

Es obvio que, muchísimos pueden haber, destacándose entre esos el ganar tiempo para poder acotejar las cosas según las conveniencias; y, el respeto obligado a las vacas sagradas salpicadas entre nosotros.

Se asocia a ese pensar el anuncio hecho por el señor Jean Alian Rodríguez, referente a una primera etapa concluida, y que ahora se habrá de iniciar una segunda, de “que concluyeron los interrogatorios a exfuncionarios y la toma de declaraciones de actuales autoridades de las instituciones gubernamentales que sostuvieron contratos con la constructora que admitió haber pagado US$92 millones del 2001 al 2012 para que se le adjudiquen obras públicas”. (“Diario Libre”, del 30-1-17, página 12).

Posiblemente, se infiera que, las demás fases del proceso hayan sido reservadas para tratar con los “pejes gordos”, que se entienden intocables, y ver cómo se va a manejar su eventual co-participación en los hechos de corruptela de que se trata, en una nación con un sistema presidencialista por completo, donde siempre la aquiescencia del primer mandatario de la nación se hace necesaria. Difícilmente, acciones de ese calibre se realicen por cuenta propia.

A propósito de todo cuánto se ha expresado anteriormente, muy interesante se reporta el trabajo ilustrativo que publicara Tania Molina, Redactora Senior, del medio “Diario Libre”, del 30-1-17, intitulado: “Sectores opinan debieron ya producirse arrestos en investigaciones Odebrecht”. ¡Se debe leer!

No hay desperdicio alguno en ése, y en el mismo se incluye un comentario de María Teresa Cabrera, persona edificada sobre la dañosa permisividad dolosa relativa que se verifica en el país, y una de las organizadoras de la exitosa “Marcha contra la Impunidad”, del 22-1-17.

Dijo la dama, “Nosotros no creemos en el proceso que lleva la Procuraduría General de la República. Evidentemente que se trata de un elemento de distracción y de ganar tiempo”. ¿Y luego qué, agregaríamos nosotros? No resta decir más nada. ¡Eso lo sabe, y podría agregarlo cualquier pensante medio, consciente de lo que es este país!

Finalmente, una pregunta que de seguro asalta a muchos ciudadanos aquí es: ¿cómo quedaremos parados nosotros con respecto a las demás naciones, cuyas autoridades judiciales, sí han actuado, al igual que con el resto del mundo, de no hacerse nada en esta nación, con relación a esas grandes desvergüenzas, sobornos y sobrevaluaciones, con marcados ribetes internacionales?

Lamentablemente, la falta de acciones ejemplarizadoras, como oportunas en ese tenor, es lo que se percibe. ¡A nadie debe sorprenderle entonces, que los agraciados esta vez, puedan “degustar de nuevo el pudín de la impunidad” !



Autor: Rolando Fernández


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