Los nuevos fallecimientos de recién nacidos en el Hospital Jaime Mota sólo son el reflejo de grandes precariedades en los servicios de salud y de otra índole, que existen en toda la provincia de Barahona.
Al referirnos a dicho hospital, a propósito del anuncio hecho por la distinguida ex Ministro de salud, acompañada del Director del Sistema Nacional de Salud, de que el hospital será sometido a una remodelación debido su evidente deterioro y pésimas condiciones para seguir operando, nos sentimos motivados a puntualizar que a pesar de que en varias ocasiones ha sido sometido a remodelaciones, lo cierto es que la Provincia de Barahona ya requiere de un nuevo y moderno hospital que responda eficazmente a la demanda de servicios generales y especializados de salud que requiere la población. Otra remodelación sería cómo colocar un parche encima de otros parches.
Las condiciones actuales de la estructura física del hospital, urgen que las autoridades locales exijan que a Barahona le ofrezcan una solución distinta a los parches que se han venido produciendo desde hace muchos años y rechazar con altura que se realice una nueva remodelación al referido hospital.
Es muy lamentable que un hospital tan importante para la región Suroeste tenga tantas precariedades en su planta física y también en los servicios que ofrece.
Mucho más lamentable es que las autoridades locales mantengan su mirada indiferente a ésta realidad, auto amordazando sus facultades como personas y como ciudadanos responsables de velar, para evitar noticias tan tristes como la de un hospital en el mismo centro de la ciudad cayéndose a pedazos y que surja la alarma de dichas condiciones, por la muerte injustificable de tantos recién nacidos en un lapso de tiempo tan corto. ¡Qué pena!
Pero la situación va más allá del contexto de salud. Los problemas psicosociales se acrecientan, la depredación del medio ambiente se ha normalizado, problemas de adicción a drogas, iniciativas de desarrollo y generación de empleos eclipsadas, el miedo se burla de los habitantes y la esperanza de desarrollo en el piso, las instalaciones deportivas en progresivo deterioro y abandono. Todo esto ante la mirada indiferente de los responsables de fomentar el desarrollo y mejores condiciones de vida para los habitantes.
Es como si fuera una provincia que tiene menos valor que la cenicienta, ultrajada, infravalorada, abandonada.
Los barahoneros estamos compelidos a iniciar y dar apoyo a las iniciativas comunes y colectivas, independientemente de las ideologías, filiaciones políticas o de cualquier otra índole que se posea, para ayudar a las autoridades a producir soluciones que a futuro garanticen mejores condiciones para la convivencia sana.
Se debe asumir la responsabilidad de colaborar en la construcción del amor propio por nuestros compueblanos, evitando tanta orfandad por nuestra ciudad, por la provincia.
Barahona necesita personas más responsables y comprometidas con su desarrollo. Hoy es el hospital, pero mañana se verán otras cosas más, debido a la mirada indiferente de los que están a cargo de ejercer responsablemente sus funciones en favor de la perla del sur.
¡Ay Barahona! ¡Ay barahoneros! ¿Hasta cuándo se elevará la conciencia para ver la importancia de establecer objetivos comunes para el desarrollo de la provincia y nuestros compueblanos? ¿Hasta cuándo permitiremos que se siga castrando nuestra autoestima?
¡Ay Barahona! ¡Ay compueblanos! Avivemos de nuevo el ardor por un nuevo rumbo a nuestra provincia. Procuremos con prontitud hacer valer nuestros sueños de personas empoderadas, sin miedo a exigir sus derechos por nosotros, por nuestros hijos, ¿Cuál será nuestro futuro?
Hay un incesante llamado al establecimiento de objetivos comunes, a romper con el parcelamiento que impide la unión de todos como una familia; ésta es una grandiosa oportunidad para reclamar con altura y decoro nuestro derecho a grandes inversiones y la creación de una alianza que establezca los fundamentos del empoderamiento de los barahoneros.
¡Adelante, podemos!!
Por: Milton Corniell Ramirez Psicólogo.