El Poder desgasta es una frase comúnmente utilizada para simbolizar que el ejercicio del Poder erosiona la popularidad de los políticos que lo detentan, ya que desde estas instancias la validez de sus palabras esta en constante observación por la sociedad, a diferencia de cuando se enuncia desde la oposición política donde las palabras tienen aroma de esperanza y sus posibilidades de concretizarse mantienen a la expectativa al gran espectador de la democracia que es el pueblo.
Este es el actual estadio en que se encuentra la imagen pública del Presidente Danilo Medina el cual supo hasta hace unos meses mantener altos niveles de aprobación en una población que fue maniatada a través del control de los constructos tradicionales de opinión pública, pero ya las cosas no son color rosa, según los últimos estudios de mercado político el Presidente tiene una popularidad por debajo del 40% muy por debajo a lo que había tenido desde que asumió el poder en el año 2012. Al parecer el gobierno peledeistas no le ha bastado contar con una importante cantidad de periodistas, comunicadores, locutores y articulistas a su servicio para la promoción del discurso oficialista de que todo marcha bien y de que como dijo Rodriguez Marchena “este es el gobierno mas parecido al ejercido efimeramente por su líder Juan Bosch en el año 1963”, el cual fue derrocado apenas unos meses después de haber asumido el poder.
Hay tiempos de vacas gordas y de vacas flacas, al parecer el Presidente Medina esta en su tiempo de vaca flaca según nos relata un politólogo especialista en temas de marketing político y estrategias electorales quien nos afirmó en tono un tanto relajado que “la popularidad del Presidente no sube ni con una tonelada de viagra” queriendo significar con esto que la caída estrepistosa del apoyo popular a Medina no podrá ser revertido al menos en el corto y mediano plazo ya que el caso Odebrecht tiene repercusiones internacionales por lo que la temporalidad del caso no esta atada a las manipulaciones mediáticas locales que pueda realizar el gobierno a través de su ejército de voces pagas.
Quien diría que apenas a unos meses del Presidente Danilo Medina haber sido reelecto con mas de un 60% de la votación popular -en unas elecciones altamente cuestionada por la carencia de transparencia en el uso de los recursos económicos y de las estructuras del Estado- estaría hoy teniendo, inclusive, que suspender actividades públicas en las que pudiese ser abucheado humillantemente por ciudadanos que han decidido organizarse en varias agrupaciones cívicas para exigir al gobierno mayor voluntad política para enfrentar la corrupción y la impunidad.
Mientras la popularidad del Presidente Medina continua en linea descendente estrepitosamente, esto ha provocado que grupos a lo interno de los principales partidos políticos de oposición se estén nucleando en torno a los posibles candidatos presidenciales de cara a las próximas elecciones del año 2020. Ya el ex Presidente Hipólito Mejía anunció que procurará conquistar la candidatura presidencial del PRM, a pesar de que anteriormente había dicho que era un político en estado de retirada.
Por igual el equipo político de Luis Abinader luce muy activo en el desarrollo de actividades proselitistas a lo interno de su partido, situación que esta generando serias preocupaciones a lo interno del PRM ya que consideran prematuro hablar de candidatura presidencial a tres años de las próximas elecciones y en un partido de oposición que necesita renovarse para poder presentar al país una nueva imagen acónsona con su siglas de Partido Revolucionario Moderno.
Ante un PLD debilitado con un Presidente de la República que inclusive muchos dicen que no terminará su mandato, las grietas internas de todos los partidos políticos se profundizan porque sus líderes conciben tener mayores oportunidades de poder alcanzar la Presidencia frente a un Partido de la Liberación Dominicana que parecía imbatible hasta hace apenas unos meses.
Mientras el oficialista partido PLD procura resistir el tsunami provocado por el caso Odebrecht, los principales líderes de la oposición política están enfrascados en luchas internas para poder concretizar sus intereses personales, continuando el país su curso causal azotado por un conjunto de problemas que al parecer en el corto plazo no serán resueltos, sino todo lo contrario, se profundizaran porque no contamos con una clase política con responsabilidad histórica que asuma el rol que el juego democrático le otorga de fungir de contrapeso al poder ejecutivo, articulando ideas innovadoras para la solución definitiva de los males que por años nos afectan.