Estas células, llamadas macrófagos, impiden la supresión definitiva del virus de la inmunodeficiencia humana.
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es capaz de desasorrallarse en otro tipo célula del sistema inmunitario diferente al de los linfocitos T. Este hallazgo abre un nuevo tipo de enfoque para el tratamiento de la plaga del siglo XX, según un nuevo estudio publicado en Nature Medicine.
Hoy en día, es posible prolongar la vida a los enfermos con el VIH gracias al uso de medicamentos antirretrovirales que impiden la multiplicación del virus en el organismo. Sin embargo, debido a sus efectos secundarios, en ocasiones los médicos deciden suspender su administración temporalmente.
En estos periodos, el VIH ‘sale de las trincheras’ y empieza a multiplicarse con intensidad, pudiendo recuperar los niveles iniciales en apenas dos o tres semanas.
Un grupo de investigadores estadounidenses ha descubierto que el virus, además de infectar las habituales células T, se adentra en los macrófagos, células inmunes encargadas de consumir partículas extrañas y células muertas.
Tras una serie de experimentos con ratones con un sistema inmune privado de células T cuya médula ósea consistía de células humanas, los investigadores registraron la reaparición del virus en un 30% de los ratones luego que se dejó de administrarles los medicamentos antirretrovirales.
Según los investigadores, los macrófagos pueden convertirse en la principal reserva oculta del VIH, y relanzar la infección tras ser tratado el virus con anticuerpos, medicamentos o la eliminación de células T.
Entender dónde se concentran los macrófagos durante la toma de los medicamentos antirretrovirales y cómo pueden combatirse será clave para la creación de una cura verdaderamente eficaz contra el VIH.