PROVIDENCE, Rhode Island, EE.UU. (AP).- Hosteleros, dueños de restaurantes y firmas de jardinería tienen dificultades para conseguir mano de obra temporal y en algunos casos rechazan negocios debido al endurecimiento de las condiciones para otorgar visas para trabajadores estacionales extranjeros.
“Va a haber muchos negocios que sencillamente no pueden funcionar a plenitud y algunos que ni siquiera pueden abrir”, afirmó Mac Hay, copropietario del restaurante Mac’s Seafood en Cape Cod y que organizó un grupo de presión para promover en Washington los intereses de las empresas que dependen de los trabajadores temporales.
El problema son las visas H-2B, emitidas para empleos temporales no agrícolas. Estados Unidos emite 66.000 permisos de este tipo por año fiscal.
Algunos trabajadores regresan año tras año y el Congreso les ha permitido hacerlo sin entrar en el recuento oficial. Pero tras el cambio de mando en la Casa Blanca, la exención no fue aprobada para el 2017. Un proyecto de ley de gasto público presentado el lunes permitirá emitir casi 130.000 visados H-2B, pero procesarlos puede demorarse semanas.
E incluso si se aprueba la ley, la tramitación de las visas podría demorar semanas, lo cual significa que muchos trabajadores no arribarán a tiempo para el último fin de semana largo de mayo, cuando comienza de hecho la temporada veraniega, y tal vez ni siquiera para el feriado del 4 de julio, Día de la Independencia.
Muchos establecimientos dependen de las visas H-2B para contar con trabajadores extranjeros para la cocina, el aseo y otros trabajos que pocos estadounidenses quieren hacer.
El resort Mar-a-Lago del presidente Donald Trump suele contratar trabajadores estacionales con estas visas.
Cada visa cuesta en promedio al menos 1.000 dólares en tarifas, viajes y otros gastos que son cubiertos por los empleadores.