Ian Vásquez, director del Centro para la Libertad y Prosperidad Global del Cato Institute, escribió un artículo en el The Miami Herald en el que sostiene que el escándalo Odebrecht se intensificará a finales de junio cuando el Ministerio Público de ese país publique las listas de las personas sobornadas por la empresa en por lo menos once países.
Sostiene que Odebrecht pagó miles de millones de dólares para obtener obras mediante sobornos en distintos países, y así corrompió la administración gubernamental, la justicia, los partidos y las campañas electorales en los países donde operaba.
Vásquez sugiere ideas nuevas sobre el dinero distribuido por Odebrecht:
¿Dónde se originó ese dinero y para qué sirvió? Parece que para mucho más que lo que hasta ahora se reconoce. El análisis de Coutinho sugiere que Odebrecht podría haber sido una estructura para el lavado de dinero a gran escala.
A continuación el artículo completo:
Odebrecht, la punta del iceberg
IAN VÁSQUEZ
Cuando Brasil revele a comienzos de este mes los nombres de los funcionarios y políticos en 11 países sobornados por Odebrecht, paralizará aún más a varias de esas naciones. Provocará además nuevas preguntas acerca del funcionamiento y naturaleza de lo que el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha llamado “El caso de soborno internacional más grande de la historia”. Estamos por darnos cuenta de que lo que sabemos de Odebrecht es solamente la punta del iceberg.
Lo que sabemos es que desde la década pasada la empresa constructora brasileña Odebrecht pagó miles de millones de dólares en coimas para ganar contratos multimillonarios de infraestructura y obras públicas en 12 países (diez en América Latina y dos en África). Así llegó a corromper a la administración y a las finanzas públicas, a la justicia y a los partidos y campañas políticas a lo largo de la región.
Sabemos también que la empresa y los políticos involucrados se enriquecieron con el apoyo oficial e ilícito del Estado brasileño. A través de Petrobras se ganaron contratos de manera ilegítima, y a través del banco estatal de desarrollo BNDES se apoyaron numerosos proyectos financieramente cuestionables. Tal como documentó Mary O’Grady del Wall Street Journal, para el 2014, el apoyo financiero del banco a Odebrecht fuera de Brasil se disparó a US$1,000 millones.