BOGOTÁ.- República Dominicana solo es superado por Haití en el informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) sobre los países de América Latina con la tasa más alta de mortalidad infantil neonatal, retrocediendo un puesto con relación al ranking de 2016 en el que ocupábamos el tercer lugar.
Según el organismo internacional, en Latinoamérica, “el riesgo de morir antes de los 28 días de nacido en los países más pobres es 2,5 veces mayor que en los más ricos y el riesgo de que un niño muera antes de los 5 años es tres veces mayor” en la misma comparación.
La situación más difícil la afronta Haití, que tiene la tasa de mortalidad neonatal más alta de la región, con 25 muertes por cada 1,000 nacidos vivos, seguido de República Dominicana (20) y Bolivia (16). Mientras, las cifras más bajas las reportan Cuba (2) y Chile y Uruguay (5).
La inversión en la salud materna e infantil puede evitar la muerte de unos 200,000 niños menores de 5 años cada año en Latinoamérica, donde el lugar y condiciones al nacer definen la probabilidad de supervivencia y desarrollo debido a la inequidad entre y dentro de los países, alertó hoy Unicef.
“Claramente tenemos una región desigual, con marcada inequidad para madres y niños en sus propios países”, dijo a Efe Luisa Brumana, asesora en Salud de Unicef para Latinoamérica y el Caribe, al citar el informe “Reducir las diferencias: El poder de invertir en los niños más pobres”, presentado este miércoles.
“Hay muchas inequidades que deben ser prioridad para los Gobiernos, llegar a los que más sufren, que son los niños pobres, con madres con baja escolaridad y muchos de ellos de minorías étnicas como los indígenas”, añadió la epidemióloga.
Según datos de Unicef, se estima que en América Latina 196,000 niños menores de 5 años mueren cada año por causas prevenibles, de los cuales 167,000 (85 %) tienen menos de un año, es decir que en la región muere un niño cada tres minutos.
“Que tengamos casi 200,000 niños que mueren y que esas muertes sean prevenibles es alarmante, eso no debería pasar, hay formas de evitarlo”, afirmó Brumana, al insistir en que los “países deben entender que la inversión no solo es moral porque hay un retorno al evitar la enfermedad y miles de muertes”.
Así lo resalta el informe de Unicef al señalar que “las inversiones en poblaciones de niños y madres pobres, por cada millón invertido, salvan el doble de vidas de menores de 5 años que una inversión equivalente en otras que no son pobres”.
“De las 1,1 millones de vidas salvadas en los 51 países estudiados durante el último año, casi el 85 % se encontraba entre los pobres”, agrega el documento.
Para Brumana, el “gran problema es la inequidad dentro de los mismos países: Hay zonas muy pobres, etnias sin atención, poblaciones muy apartadas, donde el acceso es restringido”.
Por ejemplo, sostiene la experta en salud pública, en Colombia, Haití, Nicaragua, Panamá y Surinam la tasa de cobertura de atención prenatal, que debe ser por lo menos de cuatro visitas, es tres veces más baja entre las mujeres sin escolaridad que entre las que tienen educación superior.
Explicó que las intervenciones más costo-efectivas son los cuidados prenatales, la lactancia materna, exclusiva y temprana, la vacunación completa, el acceso inmediato a tratamiento y el acceso a mosquiteros en los países donde persiste la malaria.
“Con estas acciones hay que llegar a los más pobres para reducir la enfermedad y la mortalidad”, subrayó.
“Invertir en los niños más pobres no solo es correcto en principio, también es correcto en la práctica, ya que salva más vidas por cada dólar gastado”, coincidió el director ejecutivo del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Anthony Lake, en la presentación del informe del organismo.
Unicef alertó de que, si no se acelera la reducción de la mortalidad infantil, para 2030 casi 70 millones de niños morirán antes de cumplir cinco años.
Por eso, María Cristina Perceval, directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, afirmó en un comunicado que la región debe “invertir en servicios de salud y nutrición de alto impacto y calidad”.