Hay un hecho cierto. A los usuarios les gusta la conectividad ágil, veloz y sin interrupciones. Y las empresas de telecomunicaciones lo saben. Y entendiendo que cada vez habrá más dispositivos conectados, las prestadoras se hallan en la necesidad de mantenerse a la vanguardia, actualizando sus plataformas para brindar los servicios que demanda el consumidor de hoy.
Cada generación de conectividad móvil llega de la mano de sus respectivas tecnologías. La red 1G sólo era de voz. La 2G mejoró la voz, añadió mensajes de texto (SMS) y permitía el acceso a rudimentarias páginas web. La 3G incorporó aplicaciones de voz, correo electrónico y navegación en Internet. Luego conocimos la tecnología LTE, la cual mejoró considerablemente la velocidad de conexión. La 4G, la cuarta generación de tecnologías de telefonía móvil, sumó música y video en streaming y servicios de almacenamiento en la nube.
La última generación de conectividad móvil disponible es la 4.5G. Esta red es el preludio de lo que un futuro –estiman que en 2020– será la 5G. La red móvil 4.5G permite un sistema de ancho de banda escalable. A esta técnica escalable se lo denomina “Carrier Aggregation”.
¿Qué es el “Carrier Aggregation”?
Las prestadoras de telefonía cuentan con diferentes bandas de frecuencia (1900 MHz, 850 MHz, 1700 MHz, 2100 MHz…). Estas bandas tienen características particulares: unas son más estables, otras tienen mejor cobertura en espacios cerrados, otras tienen un ancho de banda superior, entre otros. Entonces, nuestro teléfono móvil se conecta a la banda que le brinde la mejor conexión en un determinado momento.
Con la tecnología del Carrier Aggregation las telefónicas que poseen el espectro disponible pueden combinar diferentes bandas a una misma conexión. Entonces el dispositivo móvil que soporta esta tecnología es notificado de que tiene cobertura de dos antenas 4G, cada una de banda diferente. El móvil hace uso de ambas bandas de frecuencia para obtener una mayor velocidad de conexión.