La encargada de dar estas opiniones respecto a lo que ocurre en Venezuela fue la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, en una reunión informal del Consejo de Seguridad sobre la crisis venezolana impulsada por su país.
Haley criticó que varios miembros del Consejo optasen por no participar en el encuentro y lo atribuyó a una supuesta "presión" del Gobierno venezolano para que lo hiciesen. Según la diplomática, el hecho de que el Ejecutivo de Nicolás Madurohaya buscado limitar la participación en la cita es muestra de que es "culpable" de los problemas que se aprecian en el país.
La representante de Washington denunció que Venezuela vive una de las situaciones "más trágicas" del mundo, pero subrayó que la crisis es "más que una tragedia humana" y "plantea una amenaza directa a la paz y seguridad internacional". La diplomática estadounidense acusó al Gobierno de usar la violencia, de una represión masiva y, en definitiva, de "mostrar su verdadera cara como una dictadura".
"Les estamos observando. No nos engañan", dijo Haley a las autoridades de Caracas, antes de dirigirse al pueblo venezolano para pedirle que no "pierdan la esperanza". Según Haley, "el mundo está cada vez más unido en sus esfuerzos para restaurar los derechos humanos y las libertades fundamentales" en el país y "la justicia llegará a Venezuela".
Frente a la postura de EEUU y sus aliados, Moscú, Pekín y otras capitales consideran que Venezuela no representa un peligro para la paz y la seguridad internacional y, por tanto, queda fuera del mandato del Consejo de Seguridad.