En la recta final del 2018 empiezan a surgir los pronósticos sobre los incrementos en los sueldos que harán las compañías, teniendo en cuenta el resultado financiero de estas, la inflación proyectada y lo que se espera del salario mínimo, cuya negociación apenas empieza a calentarse.
En esa línea, la firma de gestión del talento humano Human Capital (HC) presenta este miércoles en Colombia los hallazgos de la encuesta salarial Total Rewards 2018, según la cual, las empresas tienen pensado subir los salarios en 5,2 por ciento, es decir, 1,3 puntos por debajo del promedio consolidado para este año, que fue 6,5 por ciento.
Para Juan Manuel Acosta, presidente de HC, “el año va a ser complejo, no solo para las personas, sino para las empresas, que tomarán decisiones con base en cálculos ligados a un crecimiento estimado del 1,7 y de una inflación alrededor del 4 por ciento”.
Sobre la mesa también está la cifra, que hasta ahora es la más probable pretensión para el aumento del salario mínimo en el próximo año: 6,5 por ciento.
Por tanto, “la preocupación no debería ser si van a subir 5 o 7 por ciento, sino cómo garantizar que haya recuperación del poder adquisitivo del empleado, teniendo en cuenta que habrá fuerte impacto de la reforma tributaria en ese sentido, pues el incremento salarial es lineal, pero las tasas impositivas crecen de manera geométrica”, expresó Acosta.
El año va a ser complejo, no solo para las personas, sino para las empresas
En la investigación de Human Capital se destaca la persistencia de las hondas brechas entre los niveles salariales según la jerarquía del cargo. Así, el referente más alto, incluido en el estudio, el de la alta gerencia, es de un ingreso mensual equivalente a 48’732.000 pesos, es decir, 25,6 veces el salario de un operario ($ 1’902.000).
Con respecto al nivel profesional, el vicepresidente gana más de 10 veces la asignación salarial de un profesional ($ 4’665.000).
La encuesta halló que se han reducido las diferencias entre los ingresos que reciben los empleados, según su cargo, en las distintas ciudades, algo que anteriormente era muy marcado. Por ejemplo, por cada peso que gana un empleado de alta gerencia y un operario en Bogotá, en Bucaramanga recibe 0,88 pesos.
Hidrocarburos cambia de lugar
El estudio da pie para poner el termómetro a los cambios que tendrá el mercado laboral en Colombia. Es así como, si en años anteriores, durante la bonanza petrolera en el país, los empleados del sector de hidrocarburos encabezaban la lista como los mejor pagos, para el 2018 se les trepó el sector de servicios, que, según la encuesta, hará el incremento más alto entre los 15 sectores participantes del estudio: 7,1 por ciento.
Los sectores químico-farmacéutico, bancario e hidrocarburos se ubican en el segundo lugar, entre los que más aumento salarial harán a sus trabajadores: 7 por ciento. Por el contrario, en las últimas posiciones se encuentran salud (5 %) y universidades (5 %).
Un nuevo elemento se hace notorio en los resultados de la encuesta salarial 2018. Se trata de los incentivos diferenciales, que están ligados a la productividad y generación de valor a la compañía. La encuesta salarial identificó que el porcentaje de compañías que van a aplicar incrementos con base en desempeño subió de 37,6 por ciento en este año a 39,3 por ciento en el próximo.
¿Cuándo aumentarán?
En cuanto a la época en la que los empleadores harán los incrementos, aunque la mayor parte, 76 por ciento, hará los ajustes a los sueldos en el primer trimestre, otros tomarán cierta cautela, en atención al panorama económico de desaceleración que ha reinado en el país en los últimos años. Un 23 por ciento de compañías indicó que las decisiones salariales las tomará en el segundo trimestre del año y un dos por ciento esperará hasta el segundo semestre.
Otro de los aspectos que destaca Acosta es que cada vez se amplía más el abanico de posibilidades para compensar al trabajador. Desde esa perspectiva, el salario fijo ya no es el único protagonista. Principalmente, en los cargos de mayor rango.
Aunque en los niveles de gerencia media y alta el pago fijo sigue siendo el 43 por ciento del total de la compensación, existe una remuneración variable (30 %), y beneficios (27 %) en los que entran pagos no salariales como bonos anuales, primas extralegales, ahorro en fondos privados de pensión, entre otros.
En este contexto, la encuesta halló que también cambiaron las prioridades de las empresas en otorgamiento de beneficios, pues el mayor porcentaje, 26 por ciento, ofrece compensaciones relacionadas con la seguridad del empleado, como salud prepagada, seguros (vida y accidentes, automóvil, educación, hogar); mientras que un 24 por ciento toca al trabajador con incentivos a su inversión, como créditos para vivienda, vehículo, educación o calamidad doméstica.
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Los retos del trabajo asalariado en Colombia
La desigualdad en Colombia tiene mucho que ver con un entorno laboral precario. Según el X Informe de Trabajo Decente, presentado por la Escuela Nacional Sindical (ENS), en los últimos 10 años persisten los mismos problemas estructurales: “Una tasa de desempleo que permanece en niveles superiores al promedio de la región, que es de 8,1 por ciento; elevadas tasas de informalidad laboral; menor proporción de los asalariados en el total de ocupados; una mayor participación del empleo por cuenta propia (autoempleo) y del trabajo temporal y un empleo concentrado, cada vez más, en el sector terciario de la economía, los servicios”, indica el informe.
Los retos del trabajo asalariado en Colombia son múltiples y las decisiones en ese sentido pueden cambiar el panorama de desigualdad social, que es promovido, en parte, por el mismo mercado laboral.
Es el caso de la diferencia salarial entre el hombre y la mujer, y las menores oportunidades para ellas. “El salario mensual promedio de las mujeres, en 2016, fue de 854.328 pesos, el 70,7 por ciento de lo que obtienen los hombres”, dice el documento.
A ello se suma la disparidad en el ingreso laboral de las personas, teniendo en cuenta la informalidad, que sobrepasa el 50 por ciento y lleva a los ciudadanos al “cuentapropismo”, que les genera recursos apenas para la subsistencia.
Así, “en el 2007, el trabajo por cuenta propia era el 37,1 por ciento del total de ocupados en el país. En el 2016 pasó a representar el 43,10 por ciento de los ocupados”.
El estudio también pone sobre el tapete la tercerización, que poco a poco ha ido sustituyendo la estabilidad laboral, volviendo precaria la situación del trabajador que no accede a seguridad social.
Además de la precarización del empleo, la ENS prevé que el trabajo asalariado avanza hacia la extinción paulatina, teniendo en cuenta los cambios que se están dando en el mundo del trabajo (automatización, teletrabajo, entre otras).
Muestra de ello es que, aunque en Colombia esa transición es apenas incipiente, “ya comienza a mostrar señales en el sector de servicios financieros, donde la apuesta por los canales digitales comienza si no a suplir, sí a impedir la generación de nuevos empleos. Y en todo caso, a medida que la robótica se expanda, terminará por llegar al país”.
Revertir la precarización del trabajo es clave para una paz estable
Desde la perspectiva de la ENS, uno de los grandes desafíos del mundo del trabajo, en aras de reducir la desigualdad, es “asumir e incidir en el agenciamiento de propuestas de políticas económicas como la Renta Básica Universal, un ingreso de ciudadanía proveído por el Estado a todos los habitantes de un país por el solo hecho de existir, sin discriminación de ningún tipo y con independencia de si se tiene o no un empleo, o incluso de si se quiere o no conseguirlo”.
Concluyen que “revertir la precarización del trabajo es clave para una paz estable”.
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