Hasta para la mayoría de sus adversarios, Leonel Fernández tiene un encanto embriagador, condición innata en los grandes líderes desde que por aquí se habla de política... Así fueron Peña, Bosch, Balaguer, sin importar mucho el lado que inclinaba el fiel de la balanza.
El problema radica en que pocas cosas se parecen tanto a Dios como esa condición humana. De ordinario, los líderes así actúan como el mago cuando llega a creerse su propia magia: con absoluta desproporción al entorno, actuando alrededor de una realidad que sólo existe en su cabeza.
Ahora mismo Leonel Fernández lucha contra esos demonios, está humanizando su accionar político y dejándose llevar por un instinto correcto que le muestra el camino del trecho andado... Y las cosas le están saliendo bien, casi a pedir de boca.
Solo hay que observar detenidamente el giro brusco que ha dado el desempeño de su liderazgo en los últimos meses. Atrás ha quedado el líder remiso a verse cara a cara con la gente; está escuchando a todo el que tiene cosas que decirle, aprendiendo a oír las críticas tanto de aliados como de adversarios y hasta a “perder el tiempo” hablándole a oídos que no lo quieren escuchar...
De reunión en reunión
Es raro el día que Leonel -dicho así, en término coloquial, como desea que le digan-, no va a una reunión o dos reuniones con grupos de todos los niveles con quienes se sienta a conversar de cualquier tema durante una o dos horas. Y todos los temas los trata, los responde, los analiza y a veces hasta los discute con sus contertulios.
Lo sé por experiencia propia, pero una de las colaboradoras asiduas de esta columna, Clemencia García Damirón, participó recientemente en una de esas reuniones. Vean ustedes cuál fue su conclusión...
¡Maravillosa coincidencia!
“Coincidimos en la casa de unos amigos. Ni imaginarme que podría pasar tal cosa, pero es que la sorpresa no pudo ser mejor. Era una tarde-noche de esas en las que ir a casa de amigos previa invitación, se está haciendo rutina en nuestro país.
“Una conversación amena, didáctica, refrescante, humana, distendida y sin caretas. Hablamos de temas impactantes, desde lo personal hasta lo nacional e internacional. Y es que con Leonel Fernández se puede hablar de todo.
“El presidente Fernández, para mi propia sorpresa, mantuvo por espacio de una hora y cuarenta minutos un conversatorio interesante, académico. Lejos de cualquier queja o frustración que pudiera endilgársele por sus gobiernos, es innegable la fascinación que produce a los contertulios.
“El tema institucional, la unidad partidaria, el afán por salvaguardar las siglas del PLD y su historia como partido de gran arraigo popular en el país, el respeto al presidente Medina y su equipo de trabajo, el componente pasional y emotivo en la política, su participación en temas de índole internacional y hasta lo que él denomina como su estatus de “desempleado”, fueron de los tantos tópicos que se trataron en esa maravillosa velada”.
No motivará una división
“Fernández no se va del PLD, ni motivará una división. Al contrario, nos confesó que en las reuniones con su equipo de trabajo se fomenta la unidad, el respeto y la colaboración de todos para que el presidente Medina continúe realizando un buen gobierno. Apuesta por el buen juicio y la unidad.
“Todo su interés radica en promover una cultura de progreso, innovación en políticas públicas, afianzamiento del Estado de derecho y seguridad jurídica, inversión local y extranjera, en fin, un verdadero abanico integral de oportunidades para nuestro país. “Solo lo veía por televisión y prensa desde la última campaña. No ha perdido su encanto de caballero, generosidad y decencia. Eso sí, noté a un Leonel diferente, relajado, confiado, decidido y frontal. Les confieso que me cautivó nuevamente, y parece que al resto de los convocados también.
“Con el cariño de siempre, Clemen García Damirón”.