Los celulares son cada vez más aceptados en las aulas de clases de Estados Unidos, a medida que las escuelas ceden a la petición de los padres de estar en contacto con sus hijos y los maestros comienzan a usarlos como herramientas didácticas.
El porcentaje de escuelas públicas de educación básica que prohibía el uso de celulares era de 66% en el año escolar 2015-2016, comparado con más del 90% en 2009-2010, según datos recabados por el Centro Nacional de Estadísticas Escolares. Entre las escuelas secundarias, el cambio fue aún más pronunciado: de 80% a 35%.
El sistema educativo más grande del país, el de la ciudad de Nueva York, estuvo entre los primeros en eliminar la prohibición. En una época los alumnos tenían que pagar un dólar diario para depositar sus teléfonos en camiones especiales estacionados cerca de la escuela, antes de entrar a clases. El alcalde Bill de Blasio cumplió una promesa de campaña cuando derogó esa prohibición en 2015 para hacerle más fácil a los padres mantenerse en contacto con sus hijos.
El cambio no sorprende a Liz Kolb, profesora de tecnologías educativas en la Universidad de Michigan que ha estudiado el efecto de los celulares en las escuelas desde 2004. En esa época, recuerda, estaba casi totalmente prohibido llevar un teléfono a clase. Eso empezó a cambiar a medida que más estudiantes, incluso a los 10 años de edad, llevaban los dispositivos.
“Hemos visto cómo muchas escuelas dicen: no voy a resistir esta ola de padres que me llaman molestos porque a sus hijos no se les permite traer el celular a clases”, dijo Kolb.
Incluso los maestros aprovechan la tecnología en esta época donde muchas escuelas les dan a los alumnos laptops y tabletas para que puedan usar la infinidad de programas y aplicaciones educativas disponibles hoy en día.
"Muchos docentes han caído en la cuenta que tener un celular es como tener una computadora en el bolsillo, así que para ellos es como tener otra herramienta de aprendizaje que beneficia a los chicos y que no le cuesta más dinero a la escuela”, dijo Kolb.
Por ejemplo, hay alumnos que usan una app de diccionario para sus clases de gramática, o que usan Google Translate para aprender otro idioma. Hay otras apps como Kahoot! que se pueden conectar a una pizarra electrónica y permite a los alumnos participar en la clase de manera interactiva.
Sin embargo, otros distritos escolares van en dirección opuesta. La junta escolar de Mansfield City, Ohio, pidió el año pasado que todos los alumnos apaguen y guarden sus celulares durante la clase a menos que el maestro diga lo contrario.
“Los teléfonos celulares son una distracción”, se quejó el director del distrito escolar Brian Garverick. "Cuando existe un dispositivo como un iPhone, por ejemplo — y esto no es sólo en nuestro distrito, lo ves en todas partes — se hace evidente que los alumnos hacen más trampa en sus exámenes, o se la pasan enviando textos en clase”.