Los abogados del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva negocian una salida acordada de la crisis, después que el exmandatario, condenado a 12 años de cárcel por corrupción, ignorase el plazo que le había ofrecido el juez Sergio Moro para entregarse en Curitiba (sur).
“Hay conversaciones en la policía con los abogados del expresidente”, dijo a la AFP el diputado Carlos Zarattini, del Partido de los Trabajadores (PT), que se halla junto a Lula en el Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en las afueras de Sao Paulo.
Lula da Silva saluda a sus seguidores desde la sede sindical en la que se encuentra – EFE
El exmandatario de izquierda (2003-2010), favorito en los sondeos para las elecciones de octubre, se encuentra allí desde que el jueves Moro pidiera su encarcelamiento y le diera plazo hasta las 17H00 (20H00 GMT) del viernes para presentarse “voluntariamente” en Curitiba, a 400 km de distancia, donde le espera una celda de 15 m2.
Los abogados de Lula presentaron además un nuevo recurso, ante la corte suprema, para anular la orden de prisión, argumentando que el tribunal de segunda instancia que lo condenó por corrupción y lavado de dinero no había deliberado sobre ciertas objeciones presentadas a su fallo. Horas antes, un tribunal de tercera instancia había denegado un pedido similar.
En las afueras del edificio sindical, los manifestantes -varios miles durante el día- velan por su líder, al grito de “¡Lula Libre!” y decididos a protegerlo de cualquier tentativa de arresto.
El sábado, cuando la difunta esposa de Lula, Marisa Letícia, hubiese cumplido 68 años, se celebrará allí una misa en su memoria, informaron fuentes del PT.
Según medios brasileños, Lula podría entregarse después de esa ceremonia, aunque también podría tratar de resistir en el lugar durante todo el fin de semana.
– “Lula libre” vs “Forajido” –
En un país polarizado, tanto sus seguidores como sus adversarios hicieron una cuenta regresiva antes de que se venciera el plazo, a las 17H00 locales (20H00 GMT).
Los primeros estallaron en gritos de “¡Resistencia!”, mientras los segundos, congregados frente a la Policía Federal de Curitiba, clamaban “¡Forajido!”.
Entre los “antilulistas”, Roberto Silva, un profesor de 49 años, se paseaba disfrazado de médico con una nariz de payaso: “Estamos aquí para evitar que otro condenado se vea imposibilitado de purgar su pena y salga sin daños una vez más, tomándonos por payaso”, afirmó, en referencia a algunos casos famosos de personas que después de arrastrar durante años sus procesos fueron liberados a causa de problemas de salud.
“Lula es un símbolo muy importante de la izquierda. Yo estoy totalmente en contra de esa visión del mundo”, dijo a su vez Igor Merchert, un empresario autónomo de 27 años en la capital del estado de Paraná.
Pero frente a la sede sindical de Sao Bernardo, la determinación dominaba.
“Me quedaré aquí. No tengo miedo. Mi miedo es que Brasil vuelva para atrás con Lula preso. Yo no era nada y gracias a Lula monté una pequeña empresa. Se lo debo”, dijo Sergio de Paula, que tiene un negocio de transportes.
“Estamos aquí para resistir hasta el fin. Lula no será encarcelado y volverá a ser presidente para ayudar al pueblo”, afirmó Renata Swiecik, una cajera desempleada de 31 años y madre de cuatro hijos.
Lula, que presidió Brasil entre 2003 y 2010, fue condenado a doce años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero, como propietario de un apartamento ofrecido por una constructora para obtener contratos en Petrobras.
– “No es un prófugo” –
La asesoría de comunicación del juez Moro explicó que Lula no puede ser considerado un fugitivo.
“Le fue dada la oportunidad para que se presente ante la justicia sin necesidad de que tenga que intervenir la policía. Pero todo el mundo sabe donde está, no está escondido ni prófugo”, dijo la asesora a la AFP.
“Solo puede ser considerado con pedido de búsqueda o prófugo si la policía lo busca y no consigue localizarlo”, subrayó.
La situación de Lula es compleja penal y electoralmente.
Si fuese detenido, podría hacer precampaña desde la cárcel hasta que la justicia electoral invalide su candidatura en principio en agosto, cuando estudie las postulaciones, dado que en Brasil los condenados en segunda instancia no tienen derecho de presentarse a comicios.
El Movimiento de Trabajadores rurales Sin Tierra (MST) inició una campaña de cortes de carreteras, para expresar su “indignación contra la inminente detención del compañero Lula”.
Según reportes de la estatal Agencia Brasil, al menos ocho de los 27 estados brasileños registraron piquetes viales, la mayoría en el noreste -baluarte electoral de Lula- pero también en Rio de Janeiro y Rio Grande do Sul.