Angela Merkel viaja a Washington este viernes en un último intento europeo de convencer a Donald Trump de que preserve a la UE de las sanciones comerciales y salve el acuerdo estratégico sobre el programa nuclear iraní.
Merkel llega a Washington con el mismo mensaje que el de Macron: Europa y los Estados Unidos deben enterrar el hacha de guerra y cooperar en cuestiones clave, desde la seguridad internacional, encarnada en el tambaleante pacto nuclear con Irán, al comercio global, en peligro por los aranceles que Trump quiere imponer.
Pero ante este frente europeo, Trump bascula entre los fastos ofrecidos a Macron y la austeridad formal respecto a la canciller alemana. Lejos de cenas de Estado y discursos en el Congreso, Merkel limitará su agenda en Washington a un encuentro de 20 minutos con Trump en el despacho oval y a un almuerzo de trabajo. Todo alejado del afecto mutuo demostrado con el presidente francés.
Merkel, de todos modos, es consciente que Europa necesita más a Estados Unidos que a la inversa. Por eso se espera que haga concesiones a Trump respecto al arsenal balístico iraní y a la influencia de Teherán en el Próximo Oriente.
En cambio, fuentes alemanas dudan que Trump levante la exención a los aranceles sobre el acero y el aluminio europeo que expiran el 1 de mayo. Merkel probará una aproximación estrictamente profesional con Trump, consciente que está huérfana de la sintonía personal que el presidente estadounidense tiene con Macron.