Queridos centroamericanos que atesoran el Sueño Americano de progresar en Estados Unidos:
Por aquí no los quieren, al menos por ahora. Los que mandan son un presidente racista y la cadena de television Fox News. Esto está malísimo. Si los tiempos fueran una película, le pondrían de título "No es país para soñadores."
Yo sé. Qué terrible es ver que el presidente y sus facilitadores echan al tragante la identidad de Estados Unidos como un faro de libertad y democracia, y lo hacen día tras día, con una decisión xenófoba tras otra.
Pero así están las cosas; ahora ni siquiera la Pascua es sagrada, sino sencillamente otro momento y lugar para atacar a los inmigrantes desde la Casa Blanca con el conejo de Pascua al lado.
En Trumplandia, un día todo se concentra en construir un muro de miles de millones de dólares para impedir la llegada de inmigrantes potenciales, aunque quizás haya una crisis de refugiados global —65.6 millones de personas en el mundo han quedado desplazadas— pero no es en nuestro patio. La cantidad de refugiados que se asientan en Estados Unidos como parte de la campaña mundial de asistencia es muy pequeña. La cantidad neta de inmigrantes a Estados Unidos es la menor en varios decenios. Ya no somos los líderes en esto, no queda duda.
Pero la cosa no para ahí.
El capricho de Trump de esta semana fue la decisión agresiva de enviar militares a la frontera con México, un vecino que ha hecho un gran esfuerzo por ser diplomático y cortés, a pesar de las críticas odiosas y racistas de este presidente contra su pueblo.
En la frontera con México no hay ninguna crisis.
Pero el presidente vio un reporte en Fox News de que “una caravana” de miles de refugiados centroamericanos está cruzando México camino a Estados Unidos, y puso al Pentágono a trabajar. ¡Fuera de Siria y para la frontera, soldados!
Puede estar seguro que mañana el presidente verá otra cosa en esa red televisiva que se aprovecha de la fobia de la derecha para impulsar sus ratings y volverá a actuar. Fox preparó a la base de Trump antes que el candidato presidencial siquiera existiera, y ganó mucho dinero. Antes de Trump, todo lo que los norteamericanos cuerdos tenían que hacer era no ver Fox News. Pero ahora, programas como Fox & Friends dictan la política nacional e internacional de Estados Unidos. Eso da terror. No se acerquen.
Si Trump se hubiera molestado en leer el reporte desde México publicado por The New York Times, pudiera haber aprendido algo sustancial sobre las mujeres y niños que huyen de Honduras y viajan en grupos grandes para protegerse mejor. No son delincuentes, como alegó el presidente. Huyen de criminales y pandillas que existen para suministrar a su mayor mercado: la adicción de los estadounidenses a las drogas. El presidente pudiera tomar medidas proactivas y de asistencia humanitaria si quisiera realmente solucionar problemas, pero es la imagen machista la que lo inspira: militares armados deteniendo a mujeres y niños cansados después de un largo y peligroso viaje por selvas que ningún estadounidense siquiera puede imaginar.
Antes de descender al abismo derechista, este país, que dicen es el más rico del mundo —y somos los más ricos, si no en petróleo, al menos en cosas que antes nos definían como los Cuerpos de Paz y programas de reasentamiento de refugiados— se preocupaba por el sufrimiento de la gente.
Pero no reconozco a este Estados Unidos, quiero decir, a este Estados Unidos oficial sin corazón y egocéntrico.
Quiero hacer la distinción porque es lo único que nos salva, la esperanza de esta sensación permanente de estar asediados por una epidemia de bajeza es solamente una enfermedad inducida por Trump.
Esto no significa que las cosas eran perfectas antes de Trump —lejos de ser así, el racismo siempre ha sido nuestro pecado original— pero ser estadounidense tenía una dignidad que en estos tiempos no se siente.
Después que Trump ganó las elecciones y contó con un Congreso de mayoría republicana, hubo un rayo de esperanza de que pudiera reducir el grado de toxicidad, dado el peso que la presidencia solía imponer. En su lugar, Trump ha llevado la xenofobia a un nivel más elevado, convirtiéndola en el factor que impulsa sus políticas, que van desde Fox hasta sus órdenes ejecutivas, pasando por Twitter.
En la frontera no hay ninguna crisis que haga necesaria la militarización. No hay una invasión de “extranjeros ilegales” ni de ninguna otra clase. Los centroamericanos se están quedando en México o se reubican en otra parte. Les están dando documentos de tránsito.
Sin embargo, hay muchos niños estadounidenses a quienes Trump ha traicionado.
El presidente ha deportado a personas decentes, que trabajan duro y contribuyen a la sociedad, padres de hijos nacidos en Estados Unidos, que crecen en este país con esa pérdida en su corazón. Trump eliminó el DACA, la única protección de la deportación que tenían niños criados y educados como estadounidenses, y no lideró al Congreso para encontrar una solución permanente a su situación.
Encender las pasiones contra los inmigrantes no va a solucionar los problemas del país ni la situación particular de los individuos en una economía cambiante, pero los puede empeorar. Las acciones del presidente ya están teniendo consecuencias.
El mercado bursátil, que al principio reaccionó positivamente a su presidencia, ha respondido a la inestabilidad creada por sus tuis sobre aranceles y guerras comerciales —y su ataque a Amazon, una guerra indirecta contra la cobertura de su presidencia por parte del Washington Post— con un repliegue que ha llevado a pérdidas en las cuentas de ahorro para el retiro.
Y todo esto sucede mientras Trump critica a amigos de Estados Unidos y se acerca a regímenes no democráticos. El mundo ve que hemos perdido nuestra brújula moral.
Algunos dicen que todo esto es cálculo político, y para distraer la atención de la investigación del fiscal especial Robert Mueller, cuya pesquisa de la trama rusa se está acercando al presidente.
Pero hay algo más siniestro y profundo en un país sin soñadores.