La policía de Nueva York (NYPD) se ha visto desbordada. Han tenido que asignar a un equipo especial de agentes para atender las llamadas telefónicas y, sobre todo, seguir el aluvión de pistas que recibían por las redes sociales.
La cruel muerte, a machetazos y con un cuchillo de cocina, de Lesandro Guzman-Feliz, de 15 años y conocido en su vecindario del Bronx como Junior, ha despertado una reacción de colaboración ciudadana como pocas veces se ha visto.
Menos todavía en un territorio donde los residentes evitan hablar con los investigadores por miedo a las represalias.
No todo han de ser trols, mentiras e insultos. La resonancia alcanzada en esta tragedia demuestra la relevancia de estos medios, que facilitan el contacto y el fluir de información.
Los agentes saben lo difícil que resulta, en determinadas circunstancias, que los ciudadanos aporten datos en el cara a cara.
El caso de Lesandro les ha permitido certificar que existe una puerta trasera y discreta por donde acceder.
El ataque de cinco supuestos miembros de la banda de los Trinitarios se produjo ante una bodega, como se denominan las tiendas de comestibles en zonas de hispanos.
Sucedió el pasado miércoles al este de la calle 183, en la confluencia de la avenida Bathgate, en el área de Belmont, enclave más bien residencial conocido por su barrio italiano.
Las cámaras del establecimiento captaron cómo propinaban una paliza y asesinaban a Junior, que recibió más de una docena de cuchilladas en el abdomen y el cuello.
Sus agresores huyeron en un coche mientras Lesandro trató de llegar al hospital de St. Barnabas, a escasamente una manzana. Se derrumbó en el asfalto, en el charco de sangre que brotaba de su garganta.
Lesandro, de 15 años, murió a machetazos porque sus cinco agresores lo confundieron
La difusión de las imágenes del ataque, con la etiqueta #justiceforjunior, se convirtió en viral. Según la métrica policial, en poco tiempo fue visto más de 100.000 veces en Twitter e Instagram.
Fuente: http://almomento.net/justicia-para-junior/